lunes, 26 de julio de 2010

Sin voz ni voto

La Avenida diagonal es, junto a la Gran Vía, la arteria más importante de Barcelona. En uno de los extremos de la avenida, al noroeste de la ciudad, reside el grueso de las facultades en la denominada Zona Universitària. El mapa de las facultades, situadas al cauce de la Diagonal, es muy variopinto. Desde las facultad de derecho, económicas o física de la UB hasta las ingenierías de todo tipo de la UPC.

Sólo la Universitat de Barcelona cuenta con más de 90.000 plazas universitarias anuales en la ciudad de Barcelona, de las que gran parte se centran en la zona universitaria. Son decenas de miles de jóvenes los que se dirigen cada día a clase desde la ciudad condal o desde el área metropolitana, en transporte público o privado. Estos estudiantes son los que sufrirán una futura reforma de la Diagonal y por ello tienen derecho a votar… o no.

Una parte de los universitarios no podrá votar ya que una de las premisas básicas para poder decidir sobre el futuro de la Diagonal es estar empadronado en la ciudad condal. Esta restricción deja fuera del referéndum a una gran parte de alumnos de las facultades de Barcelona. Estudiantes del área metropolitana como del resto del país se quedarán sin la opción de decidir sobre el futuro de la avenida.

Gema, una alumna de ADE residente en L’Hospitalet de Llobregat, se queja de que “es realmente vergonzoso el planteamiento del ayuntamiento de Barcelona. No entiendo como permite votar a los sin papeles y como yo, que cada día tengo que venir a clase a través de la Diagonal, no tengo derecho a votar. El sistema de votación es totalmente injusto. Esto no es democracia”.

Toni, un estudiante de Ingeniería Industrial de L’Hospitalet, cree que “Los alumnos de la universidad no son sólo de Barcelona, hay un gran número que son del área metropolitana y que cada día nos vemos obligados a desplazarnos por la Diagonal. Sería más justo que nos dejaran participar”.

María, una estudiante de Castellón, se alegra de que en las encuestas triunfe la opción C. “Nadie nos ha preguntado sobre la consulta, ni siquiera nos han dado derecho a decidir. Vivimos aquí, pagamos un alquiler, vamos cada día por la Diagonal, ¿no tenemos derecho a opinar sobre su futuro?”
Adriana, estudiante de Canarias, también se muestra disconforme con la imposibilidad de votar en el referéndum municipal. “No tiene ningún sentido que esté viviendo aquí, pagando alquiler, impuestos, transporte, facultad y no me dejen votar como un ciudadano normal. Me siento excluida. Aquí se habla mucho de que Barcelona es una ciudad multicultural pero no todos tenemos los mismos derechos.”

Los estudiantes foráneos están bastante indignados con su imposibilidad de participar en una consulta ciudadana sobre la reforma de la avenida. Pero este sentimiento de injusticia no se extiende solamente entre el sector ‘extranjero’ del alumnado.

Miguel, un estudiante con residencia en Barcelona, afirma que el sistema de votación es “totalmente injusto” y espera que el fracaso del referéndum sea “notable”. “No puede ser que yo tenga más derecho a decidir sobre esta cuestión que mis compañeros de facultad que no están empadronados en la ciudad. Ellos van cada día a clase en moto, en coche o en transporte público por la Diagonal y su opinión es tan válida como la mía. Tienen el mismo derecho que yo puesto que utilizan la vía igual que yo”.

Resultados de la Consulta Popular
La consulta sobre la reforma de la Diagonal concluye en forma de fracaso para las políticas participativas del ayuntamiento de Barcelona. La Opción C se ha impuesto claramente a las otras dos posibilidades y la avenida seguirá tal y como está, sin reforma alguna. El 79,8% de los participantes optaron por la Opción C, el 11,88% por la Opción A (Bulevar) y el 8,24% por la Opción B (Rambla). En la consulta han participado 172.161 personas, un 12,17% del censo total.

El rechazo popular a la reforma de la avenida se salda, por el momento, con la dimisión del primer teniente alcalde de la ciudad, Carles Martí, y con la renuncia de la gerente de sistemas de información del consistorio, Pilar Conesa. El alcalde Hereu, decepcionado por la derrota, exigirá responsabilidades a las empresas adjudicatarias del sistema tecnológico (Indra y Sctyl) por los errores sucedidos en el sistema de votación.

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