lunes, 2 de abril de 2012

"A sangre fría"

Truman Capote

Había oído hablar muy bien del libro y la verdad es que no me ha decepcionado. La novela no es más que un informe policial perfecto y con todo lujo de detalles salpicado con algunas gotas de literatura y con una estructura que le da intriga e intensidad a la narración. Los diálogos que intercala Capote sirven para darle fluidez y autenticidad a la obra. “A sangre fría” es la novela policíaca perfecta. Que la obra esté basada en hechos reales es un plus para la novela.

En la página de agradecimientos Capote da las gracias a todos los testimonios y protagonistas que le ayudaron con su información privilegiada, sus testimonios y su hospitalidad, a redactar el libro. Me extrañó en un principio que no los nombrara uno a uno, puesto que pensaba que no serían muchos los colaboradores, pero estaba equivocado. La cantidad de testimonios es espectacular. Capote habla con cualquier persona que pudiera tener algún tipo de relación con los afectados (tanto con los Clutter como con Dick y Perry). La documentación es brutal, tanto a nivel de testimonios como de archivos (Capote incluye en la narración cartas de la familia de Perry a éste, ficha policial, etc.). Todas y cada una de las personas que testifican en el libro tienen nombre y apellidos como mínimo (desde el insignificante profesor de la escuela de Garden City hasta un trabajador de una gasolinera). Normalmente las describe físicamente y explica retales de su vida, su trabajo y su relación con los afectados (asesinos y asesinados). La documentación es digna del mejor de los trabajos periodísticos. Muestra de ello es todo lo que Capote llegó a saber sobre los Clutter, cuando jamás dialogó directamente con ellos. Desde los nombres de los hoteles en los que se hospedaron los homicidas hasta la famosa ‘root beer’, la bebida favorita de Perry. Capote lo sabe absolutamente todo sobre Perry y Dick y también sobre los Clutter. La localización geográfica que hace en todo momento de la huída de los asesinos es encomiable y también sus actividades durante los viajes.

En los agradecimientos Capote explica que “todos los materiales de este libro no derivan de mis propias observaciones, han sido tomadas de archivos oficiales o son resultado de entrevistas con personas directamente afectadas”. Me sorprende que todo lo que sale en la novela sea verdad puesto que la cantidad de información y documentación es brutal. Nunca había leído nada tan (supuestamente) bien documentado. A pesar de ello, si no es verdad, el autor logra dotar al libro de un carácter de credibilidad que hace que el lector ‘trague’ todo lo que le eche en la obra.

La capacidad de Capote de conocer el pensamiento de Dick y Perry y de cómo, en secreto, ambos pensaban eliminarse mutuamente, es sospechosa. Supongo que trataría bastante con los asesinos para que le hicieran este tipo de confidencias. O eso o los asesinos tenían ganas de ahogar sus penas con alguna persona que estuviera dispuesta a escuchar. También resulta curioso que Capote explique los sueños, no ya solo de Perry (con su famoso ángel) sino también las pesadillas del Sheriff Dewey.

Es ese toque subjetivo y personal, el que hace que la descripción de los asesinos tengo un toque humano. Capote nos cuenta la difícil vida que ha tenido que llevar Perry (su madre era una bebedora empedernida, sus maltratos en el orfelinato, etc.) y eso nos acerca un poco al posicionamiento del asesino. Intenta humanizarlo y lo consigue, pero no nos deja olvidar que es el máximo culpable de sus actos. Capote intenta expresar ambos puntos de vista, el pensamiento de los asesinos por un lado y el de la sociedad de Kansas por otro, y eso no hace más que enriquecer las perspectivas del lector, si bien a base de crear algún tipo de simpatía con los asesinos. Capote no pretendía establecer un juicio de valor sino mostrar las dos caras de la moneda, lo que le da, a mi parecer, un valor periodístico excelente.

Otro aspecto que me sorprendió fue el tufillo conservador y puritano que desprendían aquellas tierras del centro de los Estados Unidos en la década de los cincuenta. Capote nos explica detalles que hoy nos parecerían prehistóricos (como que el señor Clutter no permitiera a su hija casarse con Rupp porque no pertenecía a su misma iglesia (metodista) sino a una iglesia católica). El comportamiento del señor Clutter también es, cuanto menos, sorprendentemente puritano. “Nunca había probado el alcohol y tendía a evitar el trato con quienes lo consumían, una circunstancia que no restringía tanto su círculo de amistades como podría pensarse, ya que el núcleo de ese círculo estaba constituido por los integrantes de la Primera Iglesia Metodista de Garden City”. Me choca que en los EEUU de 1950, la panacea del desarrollo mundial y del progreso, existieran y estuvieran tan arraigadas estas corrientes de pensamiento tan conservadoras.

El contexto racista está presente en la obra, sobre todo con los comentarios de los asesinos “No podría engañar ni a un tonto negro recién nacido” dice Perry cuando Dick trata de entregar cheques falsos. Más tarde dirá “Pues claro que lo maté. Sólo que…un negro no es lo mismo”.

Me choca también la ridiculización que hace Capote de uno de los testimonios, Alfred Stoecklein, un trabajador de los Clutter. Cuando Stoecklein presta declaración Capote transcribe sus palabras con faltas de ortografía, marcando la manera de hablar del protagonista, como mostrando al lector que no tiene mucha cultura o unos estudios básicos. No sé si Capote tenía segundas intenciones con esta pequeña humillación.

La novela adquiere un tinte cínico con algunas de las aportaciones documentales de Capote. El escritor nos explica que Perry prefiere los chicles con aroma a frutas mientras que los favoritos de Dick eran los de aroma de menta. Estos detalles insustanciales rozan un poco el absurdo, pero ilustran a la perfección la capacidad de documentarse de Capote.

No me queda ninguna duda de que la relación que Capote tenía con el Sheriff Dewey y con el resto de las autoridades policiales era excelente, puesto que, de otra forma, es muy difícil explicar cómo podría haber estado presente durante los interrogatorios. No hay duda de que estuvo in situ en el lugar puesto que transcribe categóricamente conversaciones enteras entre los policías y los homicidas.

La documentación por parte de Capote incluye otros casos reales de homicidas condenados a morir como la del joven estudiante Lowell Lee Andrews o los soldados George Donald York y James Douglas. El estudio de las penitenciarías también formó parte del proceso de documentación del libro, como muestran las visitas del escritor a las cárceles donde estuvieron los homicidas, como la de Leavenworth. Las leyes tampoco logran escapar de Capote, que nos explica con precisión las diferencias entre la ley M’Naughten “que no reconoce forma alguna de enfermedad mental cuando el acusado es capaz de distinguir entre el bien y el mal” y la ley Durham “según la cuál un acusado no es criminalmente responsable de su acto contra la ley, si es producto de enfermedad o defecto mental”. También explica los métodos de matar que predominan en diferentes estados (Florida, Illinois y Tennessee - silla eléctrica, Colorado - cámara de gas, Kansas - horca, etc.).

Desde un punto de vista más anecdótico me sorprende que en EEUU utilizaran el polígrafo o la ‘máquina de la verdad’ como método para verificar el testimonio de un acusado. Posteriormente se demostró que el polígrafo no tiene validez científica.

La lentitud del proceso de condena a muerte también es sorpresiva. Ya por aquel entonces la justicia era un proceso extremadamente lento y tortuoso.

domingo, 11 de marzo de 2012

“ESTAVA FET UN COMUNISTA, PERÒ AMB EL TEMPS APRENS A RELATIVITZAR LES COSES”

Pablo Carratalà Pérez. Llicenciat en sociologia, ciències polítiques i antropologia. Professor a la Facultat d’Infermeria de la Universitat Pompeu Fabra a Mataró. També dóna classes als Mossos d’Esquadra. Va col•laborar en projectes socials a Guatemala després de la guerra civil del país. Pròximament marxarà a Bolívia per tal de continuar ajudant a millorar les situacions precàries en les que viuen molts ciutadans d’Amèrica del Sud.


Sociologia no és una carrera amb la que els nens somien de petits. Per què et vas decidir a estudiar-la?
És evident que cap nen creix pensant que vol ser sociòleg i jo no vaig ser una excepció. Em vaig decidir per estudiar-la perquè al meu entorn era una carrera popular. Al institut estava envoltat de gent que estava molt preocupada per la societat en general, a nivell de compromís polític i per les coses que passaven a la societat. Jo tenia aquesta sensibilitat desenvolupada i em vaig llençar.


Per què creus que la sociologia i els sociòlegs tenen, en general, tan mala imatge?
Suposo que en part per la imatge que donem a la universitat. Els estudiants de sociologia acostumen a ser els més compromesos amb les diversos qüestions polítiques i socials i la premsa els titlla d’antisistema.


Però té gaire futur?
La sociologia està bastant infravalorada. Hi ha molta gent que s’hi dedica i té moltes sortides. Hi ha sociòlegs a les empreses, a l’administració pública, a les campanyes publicitàries, les polítiques públiques, les polítiques socials...


Et veus fent carrera política?
M’agrada la política, m’interessen les qüestions i el pensament polític però a mi no m’interessa gens el ‘politiqueo’. No tinc cap interès en crear cap associació de moment per tal de fomentar una opinió política, tot i que penso que alguna cosa de política en faig.


Alguna cosa com...
He participat en associacions de solidaritat política en països de llatinoamèrica i també en alguns moviments socials. M’interesso per la política dels moviments socials, el moviment okupa, els antisistema (com diuen els periodistes), etcètera.


Estàs fet un antisistema?
Fa uns anys si que ho era, estava fet un comunista però amb el temps aprens a relativitzar les coses. Amb el moviment antisistema comparteixo algunes idees com el moviment per una vivenda accessible, una universitat pública de qualitat, etc.


Què feia un sociòleg com tu a Guatemala?
Allà vaig treballar amb l’Associació d’amistat amb el poble de Guatemala. Cada any envien gent allà per l’estiu en una tasca de solidaritat política. Tenia una doble vessant, una més social (fent projectes de desenvolupament, sanitari, social) i altre més política que consistia en enviar brigadistes en comunitats que estan en conflicte amb l’exèrcit.


En què consistia concretament la teva tasca social a Guatemala?
Vaig anar a fer acompanyaments a comunitats que havien estat desplaçades dels seus llocs d’origen i que s’havien assentat en zones que no estaven civilitzades. Vam col•laborar amb temes socials i escolars.


I la política?
La branca política duia a les persones a fer una funció d’escut humà. A Guatemala hi ha grans latifundis i molts camperols que no tenen terra on treballar. Els camperols ocupen aquestes terres i entren en conflicte amb els propietaris. Els militars i la guàrdia privada els pressionen i assetgen amb segrestos i fins i tot assassinats. El que fa aquesta ONG és enviar blanquets occidentals per fer d’escut humà. A les comunitats on hi ha la presència de blancs occidentals no els toquen, no molesten tant.


A Barcelona, no col•labores amb cap entitat social?
No. A casa no participo en cap organització que tingui com a objectiu augmentar el benestar social. No vol dir que no conegui persones que puguin estar en una situació precària, que en conec moltes.


Ets dels que se’n va a arreglar la casa del veí abans que la seva?
Si t’ho planteges així, sí. A Barcelona hi tinc relació amb aquest món però des d’una altre vessant. No tinc una relació d’ajuda sinó d’estudi o d’anàlisi d’aquests processos d’exclusió social i marginació.


Creus que el treball d’aquestes entitats és realment útil?
I tant. És necessari que hi hagi persones que es dediquin a aquest tipus d’ajuda però el que s’ha de canviar és el sistema en general. La feina que fan les ONG és com anar arreglant, anar posant pegats a tots els conflictes que neixen fruit de disfuncions que produeixi el sistema. Jo estic en la posició d’atacar més el funcionament del sistema.


Quines disfuncions té per a tu el sistema?
Vivim en un sistema que impedeix que totes les persones tinguin la possibilitat d’accedir a recursos per sobreviure i per tenir un mínim de benestar. El sistema econòmic i polític no assegura aquest principi bàsic.


Hi ha altres models que podrien substituir l’actual?
Evidentment que existeixen altres possibilitats i alternatives, tenim tota la història per veure exemples de com urbanitzar les coses. Si les coses funcionen així és perquè no deuen poder funcionar d’altra manera. La gent té un pensament fàcil, si les coses són així és perquè així hauran de ser. Però, per exemple, es podria generar un sistema de redistribució de la renda que fos molt diferent.


Creus realment en algun sistema paral•lel que pugui evitar totes les disfuncions del capitalisme?
No és una qüestió de grans models sinó de petites coses. Es tracta de que existeixi un sistema que permeti que la població accedeixi a recursos, d’assegurar el reconeixement de les persones i els seus drets.


Consideres preocupant la falta d’iniciativa social i política en la societat occidental?
Penso que és normal. No és sa que la gent estigui tan despreocupada en una societat democràtica, però és normal, perquè en el fons vivim en una societat que d’això es tracta, de no preocupar-se. La gent està molt individualitzada, es preocupa molt del seu entorn immediat, del seu primer cercle de relacions, més enllà poca cosa importa. Estem en una societat consumista, si tu i els teus esteu bé, tot està bé.


Podríem dir que hi ha una manca de consciència global?
La gent viu la seva vida. És cert que hi ha una manca de consciència global pels problemes que ens envolten. En aquest sentit penso que no és un bon indicador perquè entenem que vivim en una societat democràtica que hauria d’implicar que la gent s’ocupés del seu destí, de la seva política i dels assumptes que ocupen a la seva comunitat.


La indiferència de la societat a Espanya, és més elevada que a la resta de països?
La gent té una capacitat de resistència que no pot vessar. El que passa és que a Espanya aquesta resistència és encara més forta. Aquí amb futbol i Gran Hermano ja estan contents. És el Panem et Circenses de l’imperi romà.


Tothom diu sempre que les noves generacions són pitjors que les anteriors. Com veus tu la joventut d’ara?
La sensació que tinc és que hi ha coses bones i coses dolentes com de totes les generacions, però percebo que és una generació que està bastant alliberada.


No creus que els hi falta empenta?
Estem en el model social en el que és molt difícil que hi hagi iniciativa. Les persones són adaptatives al seu entorn i fan i deixen de fer en funció del que els hi toca viure. És això el que diferencia les generacions. El que fa que les persones siguin diferents són les circumstàncies de l’entorn. Una generació és fruit de les circumstàncies que li han tocat viure.


Els valors ‘ni-ni’ són interessants?
No em refereixo a aquest tipus de valors. Com menys capacitat té el sistema per integrar-te, més comportaments antisocials hi haurà. Quan tens 23 o 24 anys i no tens expectatives és normal que et dediquis a fer altres coses diguem-ne ‘antisistema’. Pots estar al sistema quan pots tenir una formació o no, quan pots tenir uns ingressos que et permeten seguir el ritme del sistema, quan pots treballar. Quan tot això no passa no pots comportar-te com pretén el sistema perquè no tens els elements necessaris per seguir-lo.

viernes, 9 de marzo de 2012

L’economia catalana entrarà en recessió el primer trimestre i tancarà l’any en negatiu

L’economia catalana entrarà en recessió tècnica el primer trimestre de l’any, segons preveu l’Indicador de Clima Empresarial de la Cambra (ICEC). El PIB català baixarà un 0,5% en comparació amb els darrers tres mesos de l’any passat, encadenant dos trimestres consecutius amb creixement negatiu.

Aquest retorn a la recessió es deu a la crisi que estan patint els països europeus, en especial Alemanya i França, principals receptors de les exportacions de la indústria catalana, que s’està veient molt afectada per aquesta caiguda de demanda. De tots els sectors, només els serveis, de la mà del turisme, podran escapar de la recessió.

Les perspectives econòmiques auguren que Catalunya acabarà l’any amb números vermells. Per tal de revertir la situació, s’haurà de lluitar contra l’elevat deute públic i l’excessiu estoc d’habitatge nou sense vendre. A més, segons l’ICEC, s’hauran de continuar diversificant les exportacions cap als mercats emergents i s’hauran de facilitar els crèdits a les Pimes, que pateixen greus problemes de finançament.

sábado, 3 de marzo de 2012

“El Telón: Ensayo en siete partes” Milan Kundera




- “Lo único que nos queda ante esta irremediable derrota que llamamos vida es intentar comprenderla. Ésta es la razón de ser del arte de la novela.”
Esta frase tiene, para mí, bastante sentido y razón. De entrada puede parecer una tontería pero luego uno se da cuenta de que en innumerables ocasiones de su vida cita a libros y obras para intentar explicar determinados comportamientos. Está claro que a veces la realidad supera a la ficción pero en un gran número de ocasiones no es más que una historia que bien podría suceder en la vida real y que, en ocasiones, pasa. Al final cuando el escritor habla de personas y de la vida está utilizando argumentos e historias que, probablemente, le hayan sucedido a alguien. En el fondo las novelas en las que hay personajes humanos sirven para intentar comprender más el comportamiento de la especie (aunque a veces sea un comportamiento totalmente incomprensible por parte del lector como podría ser el de Bastian en La Historia Interminable). A la vez que vemos que su comportamiento es antisocial y huraño, nos damos cuenta de que es una realidad que también está presente en nuestra sociedad y nos ayuda a comprender sus pensamientos y su manera de actuar.



- Fielding y sus ‘digresiones’
No me sorprende, para nada, que el escritor introduzca sus pensamientos y sus reflexiones (digresiones) a través de la story de la novela, quizá porque esté acostumbrado a ello. La novela es pues un texto con un alto grado de subjetividad porque se presta a las ideas y los pensamientos que su autor quiera exponer y verter en ella. Sin embargo, me parece que las digresiones a las que Fielding se refiere, son los pensamientos y reflexiones propias que se expresan en forma de soliloquio (en boca de alguno de los personajes). Creo que la novela (y cualquier historia en general) siempre ha tenido un argumento y que éste es lo que el autor ha querido mostrar y comunicar a los lectores. Las novelas, las historias, las películas, etcétera, tienen una idea principal detrás, que es la que el autor pretende que extraigan sus lectores, oyentes o espectadores. Considero que las famosas digresiones de Fielding van más encaminadas hacia el pensamiento político o filosófico que hacia otro tipo de cuestiones que una trama lleva intrínsecamente en su forma, como puede ser la idea principal de un relato.


- “Fielding no inventaba historias imposibles o increíbles; aun así, la verosimilitud de lo que contaba era su última preocupación; no quería deslumbrar a sus oyentes mediante la ilusión de la realidad, sino por el sortilegio de su fabulación, de sus observaciones inesperadas, de las situaciones sorprendentes que él creaba”.
No puedo estar más de acuerdo con el pensamiento de Fielding en este sentido. La literatura no es una rama más de la realidad. La novela no es más que un montón de páginas envueltas entre dos tapas. Lo que pasa dentro se queda dentro. No entiendo la obsesión enfermiza que tienen algunos de que la novela tenga que ser realista. Lo importante es que te sorprenda, te atrape y te cautive lo suficiente como para seguir leyendo. El buen autor es aquel que crea una novela verosímil de algo inverosímil. Kafka lo llevó a cabo a la perfección con La metamorfosis. Hizo de algo irreal y sorprendente, algo verosímil. Lo mismo logra Wilde con El retrato de Dorian Gray o el mismo Ende con La historia interminable.

- “La forma de cada pequeño objeto, de cada silla, de cada falda, quedó marcada por la proximidad de su desaparición (transformación). Entramos en la era de las descripciones. (Descripción: compasión por lo efímero; rescate de lo perecedero.) El París de Balzac no se parece al Londres de Fielding; sus plazas tienen nombre; sus casas tienen colores; sus calles, olores y ruidos; es el París de un momento preciso, un París tal como no era antes y tal como ya no será nunca más.”
Es sorprendente que este cambio esté marcado de una forma tan clara en la evolución literaria, puesto que cuando uno lee novelas no suele reparar en este tipo de detalles. No me parece raro que Fielding, al que no le importaba nada la verosimilitud de sus obras, no fuese detallista en el sentido de localizar la acción de la novela hasta el extremo de la ciudad, la calle, la hora, el olor, los colores y demás. No obstante, para los autores que creían y pretendían hacer un relato lo más ‘realista’ posible, este tipo de datos les echa una mano. Pero si para alguien es importante, es para el lector. Cuando lees una novela (sobre todo histórica) y sabes dónde está localizada, dónde sucede la acción, te lo imaginas de una manera totalmente diferente. En Nada, Carmen Laforet logra que te pasees por Barcelona de la mano de Andrea. Eso le da verosimilitud, le da credibilidad y facilita la imaginación del lector. Puede que una novela sin una localización clara y sin detalles sea buena y verosímil, pero el lector siempre agradece una descripción verosímil del lugar de la acción.

- “El novelista no es un lacayo de los historiadores; si la Historia lo fascina es porque para él es como un foco que gira alrededor de la existencia humana y que ilumina las desconocidas e inesperadas posibilidades que, cuando la Historia está inmóvil, no se realizan, permanecen invisibles y desconocidas”
Esta explicación sirve para ilustrar cómo en tantas ocasiones los novelistas se han fijado en acontecimientos históricos para dar rienda suelta a sus obras. No es que la Historia les apasione de por sí, sino que son los comportamientos humanos que este tipo de acontecimientos históricos provocan lo que realmente les fascina. La revolución francesa está repleta de ejemplos. Obras como Scaramouche de Sabatini o Historia de dos ciudades de Dickens no hacen más que narrar y explicarnos determinados comportamientos humanos que se desarrollan en un contexto revolucionario que afectó a las personas de manera radical. Se vio lo mejor y lo peor de ellas, como en muchas situaciones históricas comprometidas. Así pues, los acontecimientos de carácter histórico no son más que un panal al que los autores se acercan para coger la miel, para nutrirse de personajes peculiares e importantes y explicar sus actitudes y sus preocupaciones en esos momentos.



- “La vida es corta, la lectura es larga y la literatura se está suicidando debido a una proliferación insensata. ¡Y cada novelista, empezando por sí mismo, debería eliminar todo lo que es secundario, clamar para sí y para los demás la moral de lo esencial!”
Estamos ante de una autocrítica, para mí, muy acertada pero que se ve envuelta, como todo a nuestro alrededor, en un ambiente consumista. El autor escribe para ser leído y para ganar un dinero con el que poder vivir, no lo perdamos de vista. Lo que Kundera dice solo se lo podrían permitir los mejores novelistas, los más grandes. Sólo está al alcance de unos pocos desprestigiar parte de su obra para encumbrar otra parte. Los demás, el novelista medio, está condenado a publicar y publicar con la intención de subsistir. La vida no es corta, lo es si se compara con la cantidad de obras que uno pretende leer, que siempre son demasiadas. La mayoría de veces juzgamos pronto y mal a un autor. Nos leemos un libro y, si nos disgusta, ya no leemos nada más de él. De esta manera nos podemos perder otras obras verdaderamente interesantes, pero es el contexto histórico lo que nos delimita como personas. No tenemos más tiempo para leer del que disponemos para vivir.



- “El olvido no sólo trabaja durante las pausas, sino que participa también continuadamente, sin interrupción alguna, en la lectura; al dar la vuelta a la página, olvido ya lo que acabo de leer; no retengo sino una especie de resumen indispensable para la comprensión de lo que está por seguir, mientras se borran los detalles, las pequeñas observaciones, las fórmulas admirables.”
Desgraciadamente para el novelista, no toda la amplitud de su novela permanece perenne en el pensamiento y el recuerdo del lector. A pesar de eso, el autor es consciente de que eso va a ser así, lo que tiene que conseguir es que la idea general, la historia de su libro, quede en la memoria del lector de por vida. Con el olvido se constata que no todo lo que se escribe será recordado, pero todo lo que se escribe es fundamental para que algo, una parte del todo, sea recordada. El autor debe cuidar mucho todas y cada una de las palabras y expresiones utilizadas porque de el éxito individual de cada palabra y cada frase depende el triunfo del todo como novela.

- “Creemos prolongar la vida de una gran novela mediante una adaptación, y no se hace sino construir un mausoleo en el que sólo una pequeña inscripción en el mármol recuerda el nombre de quien no está ahí.”
Estas palabras no son más que un ataque de Kundera a las adaptaciones cinematográficas que se hacen de las novelas. Siempre he pensado que primero hay que leerse el libro y luego ver la película. El filme no es más que una interpretación de la novela, de las miles de visiones posibles que un libro puede tener. Leer es una actividad personal, subjetiva e interpretable, pero, sobre todo, individual.

sábado, 25 de febrero de 2012

Dos métodos y un único fin

Un burro. Ese es el recuerdo que tengo de la literatura que aprendí en el colegio. Me explicaron todos los autores habidos y por haber en la historia de España y de Catalunya, pero mi memoria se quedó con ese animal servicial aunque algo falto de luces. Evidentemente, el burro me viene a la cabeza por la obra de Juan Ramón Jiménez Platero y yo, que leí de forma voluntaria en tercero de ESO. Todo comenzó cuando me tocó exponer en clase la vida y obra del escritor onubense. Aprovechando que tenía el libro por casa, me lo leí para subir medio punto en la nota final del trimestre. La verdad es que no me enteré de mucho. Sé que había un burro y poco más. Sin embargo, el método de incentivar la lectura sin obligar a ella siempre me pareció estupendo. De un listado de obras, el profesor te daba la posibilidad de seleccionar la que quisieras y de subir medio punto si respondías con atino en un examen oral posterior a la lectura.




Otro método, que en mi caso se demostró menos efectivo, era el que empleaba el profesor de catalán. Nos obligaba a memorizar las biografías de los autores que, tras el examen, no tenían ningún tipo de utilidad. Es cierto que en algún momento de mi corta historia supe la vida, obra y milagros de autores como Víctor Català, Josep Carner, Joan Salvat-Papasseit o Salvador Espriu. No obstante, cuando pasaba la fatídica fecha del control, mi cerebro hacía borrón y cuenta nueva.

Mi aprendizaje literario finalizó el pasado año en la facultad, cuando cursé historia de la literatura. Nunca podré estar más de acuerdo con una de las afirmaciones del profesor. “Lo peor que puede hacer un profesor de literatura es obligar a leer”. La teoría la tenía bien interiorizada, pero la práctica era muy diferente. Me tocó leerme Combray, de Marcel Proust, sin rechistar. A día de hoy puedo afirmar que se trata de uno de los libros más aburridos y anodinos que he leído en mi vida.

viernes, 17 de junio de 2011

El profesor

Cada tres años surge casi de la nada el famoso informe PISA que no hace más que constatar la evidencia, que el nivel de conocimientos de los estudiantes españoles está muy por debajo del de la media europea. Pues bien, la aparición de dicho informe no es más que la excusa perfecta para que una parte de la prensa aproveche el momento para estigmatizar al sector estudiantil del país. Es entonces cuando se dibuja de forma sesgada y prejuiciosa una juventud en la que sólo los valores de la pereza, la desmotivación y la falta de trabajo imperan por encima del resto de principios. Ese sector de la prensa –no caeré en su mismo error de generalizar a un colectivo por unos pocos- debería buscar la raíz del problema en otro sitio, puesto que al fin y al cabo los estudiantes –una parte de ellos, ¡no generalicemos tampoco!- son los más interesados en aprender.

Es obvio que los cambios constantes en el sistema educativo español no favorecen, más bien dificultan, el aprendizaje de los alumnos y también el trabajo de los profesores. Ahora que surge la figura del profesor recuerdo que para que un alumno interiorice algún tipo de conocimiento debe haber alguien que se lo transfiera, esa es -o debería ser- la figura del maestro. Sin embargo, el concepto clásico de profesor ha variado mucho con el paso de los años y ahora no se contempla como el ente transmisor de sabiduría que era antaño, sino que se tiene de él una imagen prejuiciosa. El profesor es el funcionario perfecto: tres meses de vacaciones, innumerables ventajas, horas libres entre clases, etcétera.

Muchos de los alumnos a los que la prensa cataloga de vagos e irresponsables quieren y desean aprender pero se encuentran –en ocasiones, no siempre- con profesores que se explican como un libro cerrado o que no logran motivarles para que adquieran más conocimiento del preestablecido, que rara vez se asume. Una parte del profesorado –no toda- se ha establecido en la comodidad del sistema funcionarial y se dedica a cumplir su horario laboral. El conformismo en alguien que debe explicar y fomentar el aprendizaje y la formación deberían estar prohibidos. El informe PISA juzga a los estudiantes y su nivel de conocimientos, pero ¿quién evalúa a los profesores que son parte directa del éxito o fracaso de sus discípulos? Basta una pregunta a los alumnos para saber qué profesor logra motivar y sacar lo mejor de sí de los estudiantes y cuáles no logran ese objetivo. Ser profesor es mucho más que saber, ser profesor consiste en saber explicar el saber.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Ego innato

No conozco a nadie, salvo Espinàs, que le guste que alguien edite sus textos. Según el escritor, la mejor editora que ha tenido nunca es Isabel Martí, que se ha ganado ese honor gracias a editar en parte sus escritos con algún que otro comentario o aportación para mejorarlos. Me sorprende bastante porque concibo al editor como una especie de censor, encargado de decidir qué se publica y qué no. Su figura va contra el ego de uno mismo y de eso, los escritores, ególatras por naturaleza, saben un rato. Lo normal cuando uno escribe y corrige un texto es estar orgulloso del trabajo realizado y cuesta horrores asimilar críticas de otras personas que quizá no saben ni nuestra intención al escribirlo ni nuestro fin al hacerlo de una determinada manera.

Es evidente que el ego depende, en parte, de la personalidad y el carácter del escritor o el periodista, pero creo que hay un porcentaje que se escapa a la forma de ser de cada uno y que constituye una de las características innatas de la profesión. El amor a la obra concebida, el respeto por un trabajo propio, en definitiva, la estima de nuestro fruto que tanto esfuerzo nos ha costado realizar, contribuyen a alimentar el ego del escritor. No me considero un ególatra pero me molesta horrores que mi obra no se haga respetar, que el fruto de mi trabajo sea ninguneado y editado al gusto de alguien que es ajeno a mí. No digo con esto que no acepte las críticas, que las acepto y si veo que son sensatas, las transformo en mejoras para mis textos, sin embargo, siempre me queda ese puntito de un no sé qué que hace que me duela ver mi texto modificado por alguien ajeno a mí.

En mi calidad de becario de ABC, donde estoy realizando las prácticas, redacté un artículo hace un par de semanas sobre la regulación de las estatuas de La Rambla y la nueva situación de los mimos en el paseo. Me fui a casa tarde, satisfecho y cansado después de darle mil y una vueltas al titular con la sensación de haber hecho un buen trabajo. Al día siguiente, mientras trataba de digerir el zumo de naranja y el croissant de chocolate, casi me atraganto al leer el titular de mi texto. Mi tutor lo había modificado por completo. En ese momento me pasaron muchas cosas por la cabeza, pero una de las que vino a mi mente fue el pensamiento de Espinàs. Entiendo que agradezca que hasta cierto punto alguien sea capaz de criticarle o de plantearle mejoras en sus obras, pero al menos el escritor debe tener la potestad para decidir si decide aplicarlas o no. El trabajo intelectual también tiene dueño y los encargados de realizarlo deben gozar de un respeto por parte de los editores, que, al fin y al cabo, se dedican a exprimir la cabeza de los intelectuales con la única intención de obtener dinero ‘líquido’. El artista de la pluma debe saber defender sus ideas y sus pensamientos, en definitiva, su obra, que para eso es el autor y para eso existe la firma, para distinguirse de los demás.